Empresas que no llegan a la cuarta generación

28 junio, 2011

¿Por qué muchas empresas familiares no llegan a la cuarta generación?

Formulemos la pregunta al revés:
Porque una empresa familiar debería llegar a la cuarta generación?
Donde está escrito que esto debería darse?

Imagine el caldo de cultivo que es una empresa familiar, donde conviven miembros de edades diversas, de estados civiles diversos.
Cree usted que le da igual a un socio-pariente viudo que a un universitario?
A un separado que frisa los cuarenta, con dos niños de una mujer y tres de la nueva?
De aquel que quiere su dinero para divertirse de aquel que lo atesora como si fuera a llevárselo al otro mundo?

Si en una empresa de primera generación pasa esto, tengamos en cuenta que pasaría en la segunda generación de esta misma empresa familiar.
Si la sucesión (no la herencia) funciona bien, habrá un nuevo jefe y se deberán alinear las lealtades con el consiguiente movimiento interno, de familiares y empleados.

Pero si la sucesión no ha sido determinada por el fundador, y quedan dos hermanos combatiendo por la sucesión, lo más probable es que haya una bomba activada que en cualquier momento explota.
Y como los movimientos dentro de la red familiar no son inmediatos, puede llegar a explotar en la siguiente generación.

Sumemos los cambios tecnológicos tan dramáticamente veloces, que cambia el eje del poder a quien los pueden manejar mejor, que son los jóvenes, pero con la resistencia de los mayores que no quieren perder su autoridad.

Nosotros los Mentores, tenemos una máxima de hierro: que más vale deshacer una empresa que destruir a una familia.Las empresas se crean y se caen, fracasan o tienen éxito, se pueden fundar una, dos, muchas.
Pero si una familia se desmiembra, esto ofenderá hasta la tercera generación.

¿Cómo se puede hacer para NO comprometer a los hijos?

Como enseñarles a los padres a no comprometer a sus hijos?
Por lo general, los fundadores que han sido self made man, son personas que han llegado a ser exitosas económicamente, pero provienen de sectores de clase media baja.
Obreros que llegaron a empresarios, sociedades entre capital y trabajo.

A la hora de buscar educación para sus hijos, promoverán estudios hasta universitarios, primero para no pasar por algunas situaciones indignas que ellos sufrieron, o con la fantasía de que sus hijos terminen perteneciendo a un estamento social superior.
Estos hijos se convierten en profesionales exitosos si valoran su vocación, o trabajan en rubros afines de los que fueron a aprender.

He aquí, que son convocados a trabajar con el padre, sin el mínimo interés ni motivación para hacerlo, en algunos casos más que por el dinero al que pueden acceder.
NI hablemos si fuesen convocados frente a la pérdida del padre, donde todo se hace más engorroso, y hay gente que llega a odiar a la empresa, y terminan destruyéndola.

Si alguien piensa que su idea al crear una empresa fue magnífica, tal vez fue magnífica para él, pero no tendría que ser magnífica para sus descendientes, que podrían no estar motivados.
Hemos escuchado mil y una vez padres que dicen: esto lo hice por vos, me mate para vos, te entrego esto, que es lo que prepare pensando en tu futuro.

Burdas mentiras.
Cada uno hace las cosas para sí mismos y no para los demás, salvo darles a su familia comida, salud, bienestar.
Pero esta historia de que esta fábrica, o este comercio lo hice para vos?
Pues que se lo de, y ya que será del beneficiario, tendrá el derecho de venderlo, regalarlo, achicarlo, agrandarlo.

Pero esto es de las mil y una noches.
En la vida real el empresario entrega su bien “para que las cosas se sigan haciendo como antes”, porque así funcionaron bien “y no hay porque cambiar”
Entonces, ya que quiere regalar, entregar, donar su empresa a las siguiente generaciones no hay nada más fácil que preguntar si sus hijos están dispuestos a hacerse cargo.
Y si no la quieren, pues véndala y deles a cada uno su parte, que “para eso, (usted dice) que trabajo toda su vida“.

¿Cuáles son los problemas más frecuentes con los que se encuentran los hijos a la hora de tomar el mando?
Mando es una palabra muy general, no existe el mando por sí mismo.
Se puede tener el poder, o la autoridad o el liderazgo.
Poder se ejerce con violencia, generalmente a través del manejo de las retribuciones salariales.
La gente se somete
Autoridad se ejerce con legitimación, es por sabiduría, ya sea por los libros o por los años.
La gente lo instituye.
Liderazgo se ejerce con carisma.
La gente lo sigue.

Cada una de estas características de dirección son distintas y por lo general no se mezclan, aunque alguna ilusión óptica nos haga pensar lo contrario.
Mire a su alrededor y podrá discernir entre quien es poderoso, quien se instituye con autoridad (no con autoritarismo) y quien ejerce un liderazgo, que puede ser cambiado pr otro líder en un santiamén.

¿Cuál es la importancia de seguir con el legado?

Seguir con el legado tiene su pro y su contra.

El que lo sigue queda exento de comenzar todo de nuevo, parte de un escalón,
Pero la contra es que esta preso de las mismas estructuras y jamás conocera lo que es la libertad de elegir.
La libertad tiene un costo, pero vale la pena intentar.
Seguir con las leyes instituidas por un ancestro tiene otro costo, por lo general relacionado con la falta de dignidad, de libertad y de obligarse a soñar un sueño ajeno.

Para aquellos que hayan optado por la independencia, la labor del Mentor es ayudarlos a no boicotear su actividad por la lealtad a sus padres, y llevarlas a cabo en forma exitosa.

La función del Mentor para aquellos que deciden seguir al lado de sus padres, es la de adquirir libertad y dignidad aunque estén integrados a viejas estructuras, y evitar que queden presos y con las manos atadas para evolucionar.

Prof. Ernesto Beibe
Mentor
ernesto.beibe@gmail.com


Dra. Marianela Ruiz
Mentora
marian.mentora@gmail.com


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Desanimo y decaimiento

30 mayo, 2011

QUE BAJÓN!!!!

Cada vez es más frecuente que escuchemos: tengo desánimo, estoy decaído, desalentado, descorazonado, desmoralizado y abatido(a).

Estos estados de ánimo se presentan en alguien que ha sufrido una pérdida o un shock anímico. Distinguimos entre: “bajón” y estado de tristeza, entendiendo por este último, “un estado de abulia, de desinterés, inactividad, indolencia” que permanece.

Cabe además que no lo confundamos con comportamientos disfuncionales de los vagos, holgazanes y perezosos, pues ¡que los hay, los hay!. En nuestras empresas pero más en nuestras familias.

Estos estados de ánimo, tienen que ver con haber perdido la plenitud vital. Esta no puede medirse con termómetros, ni tensiómetros. Tampoco puede señalarse claramente: me duele acá. Es una de las contadas veces donde queda claramente marcada la articulacíón cuerpo-mente.

No son sensaciones de parálisis, ni de dolor, pero queda registrado en el cuerpo, en forma de desvitalización. Son una combinación de sensación corporal y emocional. Un mix que no es metafórico, y que nos deja un sabor amargo.

Pueden ser pasajeros cuando la naturaleza humana misma actúa generando un nuevo equilibrio, pero hay ocasiones en que no se resuelve el desánimo, el decaimiento y el sentirse descorazonado y abatido(a). A esto además va unido un residuo de queja permanente y de languidez.

A menudo ocurre que la persona comenzará a exagerar la magnitud de sus deficiencias y seguramente culpará al medio de las “dificultades” que enfrenta. Además suele observarse que la persona actúa como “barril sin fondo” para quien no hay ayuda que le sea suficiente. La persona es incapaz de reconocer mejorías y tampoco tiene capacidad de agradecimiento para quien la ayuda. Con este comportamiento busca impotentizar a quien lo ayuda o quiere hacerlo.

Esto genera un círculo vicioso que se manifiesta en el abandono que la persona hace de su cuerpo, de sus deberes laborales, sus obligaciones sociales y familiares.
Aquí es fundamental la participación del Mentor.

Si la propia naturaleza no logró que este estado disfuncional fuera pasajero, es necesario buscar la ayuda profesional.

Detrás de la tristeza existe un estado depresivo. Metafóricamente, la persona se siente aplastada, empequeñecida, doblada y doblegada. La imagen que se nos ocurre es la de un animal al que lo han cargado con tal exceso de objetos sobre su lomo que no puede andar, que está a punto de desplomarse y reventar.

Ese peso simbólico se traduce en los baúles de venganzas celosamente guardadas y postergadas; en acumulación de ira lanzada contra sí mismo, para no estallar hacia afuera. Muchas veces se trata de duelos ignorados o disfuncionalmente alargados y cristalizados.

En estos casos, no basta querer ayudar a la persona que ha caído en este estado tan disfuncional. ¡Hay que saber cómo hacerlo!.

De la misma forma que un animalito apaleado, al estar tan herido, muerde y ataca para defenderse, incluso a quien quiere curarlo o alimentarlo; la persona que está en este estado tiene varios mecanismos de defensa que son ataques a sí mismo y al medio.

Aquí el Mentor ayuda a estas personas a avanzar. Primero con la comprensión de su estado de dolor y a partir de ahí, le señala los pasos del camino del duelo que inexorablemente tendrá que cumplir y que tiene un tiempo determinado de duración. En estos casos, el camino del duelo se ha alargado tanto que la persona pierde la perspectiva que lo cursó o está cursando actualmente y no puede ponerle fin.

Las frases más frecuentes son: ¡yo estoy bien!, ¡a mí no me pasa nada!, ¡desconecto y sigo!, ¡esto ya me va a pasar!.
Frases como las mencionadas reflejan que la persona realmente ignora que está atravesando un camino de duelo o que lo conoce pero pretende negarlo. Es ahí cuando suele ocurrir que la persona entra, sin darse cuenta, a accionar compulsivamente, en una suerte de manía por hacer cosas que le permitan olvidar o mantenerse ocupada para no pensar con profundidad en sí misma y en su momento de vida.

Esto la conduce a que tenga que volver a foja cero y a tener que reiniciar un nuevo camino de duelo que se agregará al anterior formando así un entrelazamiento disfuncional y más prolongado.

En Mentoring, la persona encuentra soluciones aplicadas a su diario vivir que provienen del entendimiento de su realidad. Se trata de una comprensión profunda y objetiva que antecede al momento en que la persona logra sentir motivación.

Recordemos que la raíz de motivación es motor, pura energía que puede mover desde un reloj a una locomotora de tren.

El trabajo del Mentor es un trabajo reconstitutivo de los tejidos psíquicos pero además es un espacio donde se generan pasos estratégicos para lograr cambios concretos y acertados que revelan la metamorfosis de la persona que dejará atrás la desesperanza, pasando a vivir una vida con mayor plenitud en el área relacional, laboral y corporal.

Prof. Ernesto Beibe
Mentor
ernesto.beibe@gmail.com




Dra. Marianela Ruiz
Mentora
marian.mentora@gmail.com


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Establecer roles, funciones y tareas

04 marzo, 2011

Para que su empresa o su familia pueden desarrollarse y sobrevivir.
“Límites claros favorecen la creatividad”, nos dice un viejo adagio popular.

En Mentoring Empresario consideramos que los límites no sólo favorecen la creatividad sino que son imprescindibles para que, tanto la empresa como la familia puedan funcionar adecuadamente, logrando así su supervivencia.

Los límites claros se traducen en tener definidos: el rol, la función y la tarea de cada miembro de la empresa ó de la familia.

Un organismo u organización está compuesto por órganos cuyo funcionamiento resulta imprescindible para la supervivencia del sistema total.

Pensemos por ejemplo en el caso del cuerpo humano y sus distintos sistemas como el digestivo, respiratorio, reproductivo, circulatorio entre otros.

En cada sistema, cada órgano tiene un rol, una función y unas tareas específicas que forman parte de su funcionamiento, sin el cual el sistema colapsaría.

Así por ejemplo, el aparato digestivo cumple con la función de llevar a cabo la descomposición física y química del alimento.

Para cumplir con esta función, cada órgano ejecuta las tareas que tiene a su cargo. El estómago, por ejemplo, procesa los alimentos después de la ingestión.

Si observamos más atentamente, la función del aparato digestivo no es sólo interna sino que tiene que ver con la conexión con el medio ambiente. Los alimentos, el agua provienen del entorno y gracias al órgano que es el estómago, al cumplir con su rol, permite que sean asimilados por el organismo todo.

En cambio, cuando un empresario inicia su empresa, suele comenzar sólo y ocupa “todos” los espacios. Desde su rol de dueño cumple todas las funciones y ejecuta todas las tareas de su empresa.

Con el tiempo, así como el estómago comienza a interactuar con otros órganos; la empresa al crecer, exige que el empresario comience a delegar funciones desde su rol -posición ocupada dentro de una organización-.

Puede entonces ocurrir que el empresario delegue funciones en un funcionario que tendrá a su cargo, la coordinación de tareas, efectuadas por personal subalterno.

Por tarea entendemos, una asignación para producir determinado producto (incluyendo cantidad y calidad) dentro de un tiempo de cumplimiento fijado y de ciertos límites especificados (políticas, procedimientos, etc), con los recursos adjudicados para ello.

Cuando los roles, las funciones y las tareas no quedan delimitadas tal como lo mencionamos al inicio, esto traerá a la empresa confusión y caos.

Este atentado a la supervivencia traerá consigo en el mediano o largo plazo, el fin de la institución u organización.

Le invitamos ahora, a usted, querido lector, a reflexionar sobre su rol, función y tarea considerando los siguientes aspectos:

* ¿Es consciente de su rol y podría enunciarlo en una frase?

* ¿Podría usted en cuatro frases enumerar las funciones a su cargo?

* ¿Podría usted organizar usted un listado de las tareas que debe realizar durante el día, evaluando la efectividad (hacerlo bien) y la eficiencia (hacerlo bien y en el tiempo correspondiente)?

Esto que a simple vista parece fácil, no se preocupe si le lleva un tiempo, por usted no calculado, resolverlo.

Tendrá que replantearse muchas cosas y esto le aseguramos será un desafío que podrá encaminarlo a mayores logros, asegurando la supervivencia y el futuro de su empresa.

Hacerlo lo ayudará no sólo a no duplicar tareas sino también y no menos importante, a generar un clima de compañerismo y cordialidad entre usted y su gente.

En caso de tener alguna duda o comentario, contáctese con nosotros, a través del correo electrónico de Mentoring Empresario: consultas@mentoringempresario.com

Prof. Ernesto Beibe
Mentor
ernesto.beibe@gmail.com

Dra. Marianela Ruiz
Mentora
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La familia en bloque

02 marzo, 2011

Sobre las “lealtades familiares”. Uno para todos y todos para uno. Sin saber hacia adónde van. ¿La conoce?

Esta familia era una familia especial.

Padre, madre, un hijo de 38 años y una hija de 30. Y compartían una empresa.

No solo compartían la Compañía, sino la casa donde vivían, en las afueras de la ciudad, el auto en el que la familia completa, después del desayuno viajaba a la empresa, donde por supuesto, todos hacían todo.

Cuando cerraban la persiana, los cuatro abordaban el auto, y así volvían a la casa, donde cada uno -se suponía- se ocupaba de sus asuntos.


Los dramas

En realidad, todos cenaban la misma comida, se sentaban a ver los mismos programas de televisión o los mismos videos.

Lo único que el padre hacía, que no era compartido por todos, era alcoholizarse y quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada.

Esto, que aparentaba ser una imagen idílica de esta familia, si uno acercaba el oído, podía escuchar los dramas que se desarrollaban:

•La madre hacia años no tenía relaciones sexuales con su marido acusándolo de alcohólico, el padre que justificaba su alcoholismo por no poder ejercer su rol como hombre.

•La madre utilizaba a su hijo en una solapada versión de pareja para ella.

•Una discusión constante, en el auto, en la casa, en la empresa acerca de clientes, producciones, ventas, proveedores, delante de los empleados, delante del cajero del supermercado (al que iban todos juntos),

•Las quejas constantes acerca de las novias o presuntas novias que quería presentar el hijo a la familia.

•La permanente amargura de la hermana al no conseguir alguien potable con quien organizar una pareja estable, desarrollando conductas histéricas frente a cada proveedor, cliente o quien le viniese en mano.

•Las peleas de los padres con los hijos tomando partido, la pelea de los hijos con los padres tomando partido.


Empresa paralizada

Si usted, lector, a esta altura ya está un poco inquieto, imagine a los componentes de la empresa paralizada, empleados, proveedores, clientes.

Y la ansiedad y la angustia (cuando tomaban conciencia, y esto no era muy habitual) de los mismos personajes de este relato, que no sabían cómo salir de esta trampa de lealtades en las que TODOS, sin excepción estaban inmersos.


Este infierno

Una vez que pudimos escuchar estas disonancias en lo que parecía una familia unida, tratemos de entender la trama que subyace en este infierno no denunciado, porque “entre nosotros, todo bien”.

Porque a esta altura y en el tipo de familias a las que pertenecemos, algo de esto se cuela, aunque no sea en semejante grado de disfuncionalidad, pero puede impedir nuestro crecimiento y lo más importante: la dignidad y la libertad.


Indefinición de roles

En el tipo de familia en bloque la falla más importante es la definición de los roles. No aparecen marcados los roles de padres y de los hijos: los cuatro se convierten en pseudo-adultos, niños, adolescentes…

Esto ya aparece en la historia de la familia originaria de la madre, que podemos detectar a través del Genograma.

La “madre novia” con el hijo, a quien no le permitirá desarrollar una relación exogámica exitosa, mientras el padre bebe para no decir lo que piensa y la hija es la novia de todos pero de ninguno.


Explotación mutua

Para que esta familia pudiese sobrevivir en el plano emocional, tanto padres como hijos se explotan unos a otros y son explotados en sus esfuerzos para satisfacer necesidades de dependencia mutuas.

Por eso ninguno hizo el intento de tener su propio hábitat, comprar su propio auto (aunque los números daban y con creces).

En este tipo de familias, el hijo tiene un comportamiento pendular: se mueve hacia la exogamia, y parecería que ahí se quedan, pero vuelven inexorablemente al grupo. Claro, por lealtad.


Amar y ser amado

Contemplar la idea del matrimonio significa que su lealtad para la familia prevista debe poder superar las lealtades originales.

La capacidad de amar y ser amado, el proyecto de armar una familia con valores distintos a la familia de origen, la lealtad hacia los hijos que van a nacer o ser criados, el sentimiento consciente de rescatar y ser rescatado por el otro de una situación nociva, vergonzosa o penosa, son factores que deben predominar para ejercer un contrapeso respecto de su vinculo de lealtad original.

Si esto no se da, los compromisos de lealtad originales, inconcientes en su mayor parte, tienden a socavar los nuevos compromisos.


Soluciones no tan triviales

De soluciones, aparentemente triviales, fueron desarrollándose otras con mayor envergadura.

1) Comenzamos con la salida de los padres al cine, dos veces por semana, en forma regular, al cerrar la labor diaria de la empresa.

2) Esto hizo, en primer lugar, que ellos comenzaran a comunicarse, que él dejara de beber por lo menos durante esos días de salida, que cada uno de los hijos estuviese obligado a encontrar salidas sociales, porque ya encerrarse en la casa no les era “útil” a las lealtades familiares.

3) Organizamos roles, funciones y tareas dentro de la empresa, cada uno podía reconocerse en sus propias aptitudes y hacerse cargo de sus compromisos.

4) El hijo planteó la necesidad de organizar su propia vida (aunque ya veremos que le tocó luchar por ello), la hija encontró relaciones exogámicas fuera de los habituales escarceos en la empresa.


Tener vida propia

Las soluciones que hemos encontrado, junto con esta familia, fueron comenzar a tener cierta vida propia (todo de golpe resolver es imposible), y realizar acciones para que, sin quedar adheridos, gozaran de un buen y fecundo acercamiento, con el permiso de crecer y desarrollarse para cada uno, y como corolario, el éxito de la empresa de vivir de cada uno, así como sacar de su parálisis a la empresa comercial con su consiguiente éxito económico.

Prof. Ernesto Beibe | ernesto.beibe@gmail.com
Dra. Marianela Ruiz | marian.mentora@gmail.com
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La consultoría externa, una guía para las pymes familiares

22 febrero, 2011

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MI HERMANO, MI ENEMIGO

10 diciembre, 2010

Es habitual escuchar en una empresa la queja de algún hermano sobre otro poniendo en evidencia, con certezas o no, la inutilidad de su hermano para llevar adelante funciones dentro de la empresa y arrogándose la totalidad de la carga de trabajo, inteligencia, negociación de la cual él hace gala.

Oímos también en familias de gente adulta como un hermano se queja del otro comentando cuánto lo ayudó, cuánto soportó sus torpezas y preguntándose por qué cae una y otra vez en la trampa de ayudar a quien “no merece ser ayudado”.

Están por supuesto las contrapartes de aquellos que se sienten invadidos por un hermano prepotente que siempre ocupa todo el lugar disponible y se adelanta diez pasos antes que el otro pueda reaccionar.

Es frecuente ver cómo algún hermano reacciona con ira, con rencor, con resentimiento y comienza a no dar tregua y tratar de herir a un hermano que supuestamente “tanto le ha ayudado”.

Por lo general el que se siente damnificado, es decir que el que piensa que es más inteligente, más capaz, más probo, se dedica en público a menospreciar a su hermano y a proferir bravatas de expulsión inminente de la empresa o “el corte” de la asistencia económica en otros casos.

Por otro lado, el resentido hará en silencio, todo lo posible por perjudicar a aquél hermano que promueve permanentemente la confrontación y queda preso de una interminable pelea que se repetirá una y otra vez donde este hermano resentido funda a través de sus fantasías vengativas una legalidad propia.

En estas contiendas que aparentemente son desiguales, en realidad cada uno de los supuestos “damnificados” forman parte de un sistema de mutua complacencia y de complicidades.

Es muy posible que ni siquiera se den cuenta que son títeres del designio de sus padres, o que representan historias familiares antiguas donde las reyertas entre hermanos se repiten a través de las generaciones de bisabuelos, abuelos, padres que no han podido dar fin a estas rencillas.

Ya en la historia desde los tiempos bíblicos se habla de celos ardientes e imborrables, de resentimientos y peleas encarnizadas con final infeliz tipo Caín y Abel.

También la Biblia ilustra acerca de la estafa perpetrada por Jacob en detrimento de su hermano Esaú convirtiendo la apropiación de la primogenitura abiertamente en un robo.

Hoy que la primogenitura no tiene vigencia, los robos entre hermanos se siguen sucediendo, en muchas familias, donde inexorablemente llevará a un desgajamiento que ofenderá hasta varias generaciones siguientes.

Nadie dice que trabajar entre hermanos sea fácil.

La rivalidad entre hermanos es normal porque en la infancia se disputan el amor del padre, de la madre, los juguetes, los amigos.

Son naturales los celos, las envidias y las competencias en la infancia.

Sin embargo, cuando estas situaciones se eternizan en el tiempo y se llega o no a constituir en sociedades de hermanos o simplemente adultos hermanos que continúan con estos hábitos de la infancia, entonces se convierten en situaciones que pueden hacer estallar a una familia o desintegrar una empresa.

Se dice que la familia debe comportarse como un todo armónico pero no hay nada más alejado de la realidad que esta creencia.

Cada familia es un universo y si uno no comprende que originó que un hermano robe a otro, que uno actúe con prepotencia, que otro busque vengarse, los actos de confrontación y los conflictos no pueden describirse ni entenderse como de personas aisladas sino como una totalidad que tiene sus comienzos en el sistema de creencias y valores transmitidos por los padres.

Como el riesgo en cualquiera de estos casos, repetimos es la disolución de una familia o de una empresa, y como esto que se genera en el seno familiar no puede ser resuelto sino con la ayuda de terceras personas, es donde queda claro que cuanto antes se comience a comprender y elaborar los conflictos, más probabilidades de perpetuar una empresa o de hacer feliz a una familia tenemos.

Sería lamentable el que donde todos hubieran podido ganar en lo económico, en lo familiar y por ende los hermanos se hubiesen podido sentir triunfadores en esta vida, solo se den pérdidas y fracasos.

En nuestro caso, el tercero interviniente es el Mentor que reorienta las rivalidades lógicas entre los hermanos y las convierten en fuerzas constructivas ayudando a cada uno a demostrar sus capacidades y habilidades.

A llevar crisis de incompetencia a enriquecimientos personales y familiares resolviendo los problemas de relación no solamente para esta generación que consulta y sufre sino para prevenir que las historias no se vuelvan a repetir inexorablemente en las próximas generaciones.

Simplemente el Mentor ayudará a encontrar estrategias y formas de respeto mutuo, de visualizar las cualidades positivas de los otros y aceptar las diferencias.

Prof. Ernesto Beibe
Mentor
ernesto.beibe@gmail.com
Dra. Marianela Ruiz
Mentora
marian.mentora@gmail.com

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Nota en la revista El Federal

22 octubre, 2010



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